El director de Relaciones Institucionales de la Fundación Universitaria Iberoamericana (FUNIBER) y de la Cátedra FUNIBER de Estudios Iberoamericanos y de la Iberofonía, Dr. Frigdiano Álvaro Durántez Prados, fue entrevistado por el nuevo medio digital La Iberofonía con ocasión del trigésimo aniversario del paniberismo contemporáneo, cuyo inicio puede situarse en la creación, en diciembre de 1995, de la Sociedad Paniberista Española. Esta entidad fue la primera constituida con el objetivo de promover la articulación de una «Comunidad Panibérica de Naciones», integrada por el conjunto de países de lenguas española y portuguesa de todos los continentes.
Doctor en Ciencia Política por la Universidad Complutense de Madrid, donde obtuvo el Premio Extraordinario, Durántez Prados es fundador de la Sociedad Paniberista Española y una referencia fundamental en el desarrollo teórico del paniberismo y de la iberofonía como categorías analíticas y geopolíticas. Entre sus aportaciones más relevantes destaca la obra Iberofonía y paniberismo: definición y articulación del mundo ibérico, considerada un texto esencial para la comprensión y sistematización de este enfoque.
La entrevista fue realizada por Adrián Sánchez Sallán, editor de las secciones de Opinión, Defensa y Cultura de La Iberofonía.

Entrevista al Dr. Durántez
Con motivo del trigésimo aniversario de la constitución de la Sociedad Paniberista Española —creada por Frigdiano Álvaro Durántez Prados en diciembre de 1995, y cuya efeméride coincide con el lanzamiento de nuestro medio de comunicación La Iberofonía—, hemos tenido el placer de conversar con su fundador durante el III Congreso de la asociación «Amigos de la Hispanidad», celebrado bajo el lema Las Españas Olvidadas. Frigdiano Álvaro tuvo la amabilidad de concedernos una entrevista tan profunda como esclarecedora.
Frigdiano Álvaro Durántez Prados (Madrid, 1969) es doctor en Ciencia Política por la Universidad Complutense de Madrid, con Premio Extraordinario. Es director de Relaciones Institucionales de la Fundación Universitaria Iberoamericana (FUNIBER), profesor de la Universidad Europea del Atlántico y director de la Cátedra FUNIBER de Estudios Iberoamericanos y de la Iberofonía, la primera de carácter panibérico, interuniversitario e intercontinental en el ámbito de las lenguas española y portuguesa. Especialista en relaciones internacionales y geopolítica, es considerado el principal impulsor del concepto de Iberofonía o Paniberismo, que propone la articulación de un espacio multinacional de países de lenguas ibéricas en todos los continentes. Ha asesorado a instituciones como el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) y la Casa de Su Majestad el Rey, y es autor del tratado Iberofonía y Paniberismo. Definición y articulación del Mundo Ibérico (2018). Entre otras distinciones, ha recibido la Orden del Mérito Civil y la Encomienda de la Orden de Carlos III.
Empecemos por el principio: ¿cómo llegas al paniberismo? ¿Qué es lo que te llamó la atención y por qué lanzaste y articulaste esta propuesta geopolítica y lingüística?
Respuesta:
Pues mira, sí, fue siendo muy joven, verdaderamente desde que empecé a tener “uso de razón política”; y comencé muy pronto, antes incluso de iniciar el bachillerato. Recuerdo estar en Inglaterra con compañeros angoleños, al terminar octavo de EGB, con 14 años, a mediados de los años 80, y ya entonces expuse lo que venía pensando desde hacía tiempo: que este mundo hispánico, este mundo iberoamericano de lengua española y portuguesa, estaba incompleto porque le faltaba una parte sustancial, que era Iberoáfrica, la gran olvidada.
Es decir, era preciso completar el mundo iberoamericano con Iberoáfrica esencialmente, pero también con otros espacios y pueblos de raíz o vinculación ibérica en Asia y Oceanía. Igualmente, era necesario acercar la dimensión estrictamente hispana y la lusófona en torno a la intercomprensión natural que se da entre el español y el portugués, un fenómeno único que no ocurre con otros grandes idiomas internacionales. Aquí vemos ya la doble dimensión —geopolítica y glotopolítica (de política de la lengua)— de toda esta cuestión.
De alguna manera, había que borrar esa línea de Tordesillas que desde hacía 500 años venía separando a gran parte de los países de América de gran parte de los países de África, y ya era el momento. De hecho, unos años después de comenzar estos planteamientos, se celebró en 1991 la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, que, efectivamente, dejaba fuera a África, a los países iberoafricanos de lenguas portuguesa y española.
Pocos años después de acabar la carrera universitaria, con 26 años de edad, decidí formalizar esta propuesta de alguna manera. Entonces constituí, con familiares y amigos, la Sociedad Paniberista Española a partir de un formato muy sencillo: una entidad civil, una asociación, que promovía la articulación de una Comunidad Panibérica de Naciones que reuniese a todos los países soberanos de lenguas española y portuguesa del mundo, y también a otros pueblos de raíz o vinculación lingüística y cultural ibérica, sin excepciones geográficas, en todos los continentes.
Con esa idea, pensé que había que implicar no solamente a España, sino también a otros países iberohablantes. En los años sucesivos —hablo de los años 90—, con colegas de Bolivia, de Nicaragua y de otras naciones, creamos algunas entidades que promovían esta propuesta: asociaciones civiles que la fomentarían desde sus respectivos ámbitos. Al principio, consideré estratégica la creación de una red para avanzar más rápido.
En todo caso, la Sociedad Paniberista Española se constituyó formalmente en diciembre de 1995, como consta en los registros. Esto me permitió contar con una representatividad y una institucionalidad para realizar un viaje importante muy pronto, en los primeros meses de 1996, al gran país iberoafricano que es Mozambique. Allí, representando a esta entidad pionera, pude entrevistarme y reunirme con altos funcionarios del Ministerio de Negocios Extranjeros, que se mostraron muy interesados.
A partir de entonces, la evolución durante tres largas décadas de esta propuesta geopolítica ha discurrido especialmente por los ámbitos institucionales y académicos en los que he desarrollado mi vida profesional, aunque hoy ya ha alcanzado otros horizontes y hay otras personas e instituciones involucradas. Es cierto que el paniberismo plantea una propuesta muy lógica, basada en afinidades lingüístico-culturales y en el interés cooperativo y geopolítico de un conjunto de países, pero debo reconocer que durante sus primeros lustros se abrió camino gracias, en gran medida, a impulsos y trabajos personales que, desde cierta perspectiva académica, podrían calificarse como “constructivistas”.
Ahora tengo que hacer un par de preguntas que me surgen siguiendo tu trabajo: diferencias entre paniberismo e iberofonía.
Respuesta:
Ya hemos ido delimitando algunos conceptos. La iberofonía ha existido desde siempre. Hoy podemos darle varias definiciones, pero me centraré en una: la iberofonía son las dos lenguas internacionales ibéricas —el español y el portugués— o, más estrictamente, la intercomprensión lingüística que ambas representan.
Es decir, la iberofonía hace alusión a la afinidad sustancial entre los dos grandes idiomas ibéricos, que los convierte en un solo marco de inteligibilidad lingüística. En este sentido, la iberofonía ha existido desde siempre, desde la Edad Media, desde las Cantigas de Alfonso X de Castilla, por ejemplo. Lo que no existía era el paniberismo.
Yo llamé a la Sociedad Paniberista Española así, “paniberista”, partiendo de un razonamiento etimológico y racionalista. Si el iberismo fue el movimiento que trató de asociar a España y Portugal desde finales del siglo XVIII y principios del XIX —y todavía hoy existen movimientos iberistas más o menos pujantes—, el iberoamericanismo sería un iberismo a escala bicontinental, americano-europeo. El paniberismo será, pues, la asociación de todos los países de lenguas española y portuguesa del mundo.
Lo denominé con la partícula pan, que significa “todo” en griego, para dejar claro de qué estábamos hablando, aunque entiendo que no era una denominación intuitiva para todo el mundo. Por ejemplo, la Comunidad Iberoamericana de Naciones es iberófona, porque incluye, junto a los países de lengua española de América y Europa, a Brasil y Portugal, que son lusófonos. Es decir, es hispanohablante y lusófona, pero no es panibérica, ya que no incorpora a todos los países de lenguas española y portuguesa del mundo: no incluye a Angola, Mozambique, Timor Oriental, Guinea Ecuatorial, entre otros.
Aquí quiero hacer una precisión. Tiempo después descubrimos, junto con otros investigadores, que la palabra paniberismo había aparecido mencionada dos o tres veces entre 1920 y 1930, pero en un sentido más iberoamericanista que propiamente paniberista. Yo diría que la iniciativa que comenzamos hace 30 años marca el inicio de lo que podríamos llamar el paniberismo contemporáneo, entendido como la propuesta de asociación de naciones políticas soberanas de todos los continentes.
En 1930, por ejemplo, Angola y Mozambique no existían como repúblicas soberanas; y en la Edad Moderna, el Imperio de la Monarquía Hispánica de Felipe II o Felipe III podría considerarse un antecedente histórico del espacio panibérico, pero no del paniberismo entendido como una propuesta voluntaria de asociación entre naciones soberanas.
Y, a partir de aquí, justamente, se crea la asociación en 1995. Yo me llevé la sorpresa —estando en Mozambique en los primeros meses de 1996— de que se iba a constituir oficialmente la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa, un organismo intergubernamental que, efectivamente, fue creado medio año después de la Sociedad Paniberista Española.
Esto me da pie para la siguiente pregunta: ¿qué peso e importancia tiene Iberoáfrica dentro del paniberismo?
Respuesta:
Es fundamental, porque lo que diferencia esencialmente el espacio iberoamericano del espacio panibérico —o de la iberofonía, y el iberoamericanismo del paniberismo— es, sobre todo, el pilar iberoafricano, que es el que marca una diferencia geopolítica sustantiva entre ambos.

A nivel cultural tenemos en España más vínculos con Iberoamérica, pero a nivel geopolítico nos interesa crecientemente —por la posición geográfica de la Península— el espacio africano.
Respuesta:
En el caso de España, África subsahariana es una variable relativamente nueva que ha adquirido una importancia creciente desde una perspectiva de política exterior. Lo hemos visto en los distintos “Planes África”, en la “Estrategia África” y en la identificación, en este momento, de un África más cercana y más afín a España. Sin embargo, centrarnos exclusivamente en España sería limitar demasiado el análisis.
Por eso creo que debemos regresar al marco general de nuestra argumentación. Veíamos que el mundo iberoamericano, de carácter bicontinental, estaba incompleto. Ahora, con Iberoáfrica, con el espacio iberoafricano —seis países: cinco de lengua portuguesa y la hispanohablante Guinea Ecuatorial—, podríamos contar ya con un marco panibérico prácticamente completo. Pero el asunto no termina ahí.
Constatamos que una parte muy relevante de la dimensión antropológica y cultural de Iberoamérica es africana, y que ese pilar iberoafricano, junto con el indoamericano y el peninsular ibérico, es fundamental para entender el mundo iberoamericano. Al mismo tiempo, el mestizaje entre los grandes pilares etnoculturales de la Humanidad es el rasgo que mejor identifica a nuestra civilización iberoamericana y panibérica.
Además, hoy sabemos que la mayor parte de los afrodescendientes de Iberoamérica proceden precisamente de lo que actualmente son Angola y otros países de lengua portuguesa. Encontramos quilombos —poblaciones iberoamericanas de origen africano— en Venezuela, Colombia y Brasil, donde aún se hablan lenguas y dialectos de origen africano. Existe, por tanto, otro elemento común que va más allá de la afinidad entre el español y el portugués: una historia compartida y una transversalidad africana que se manifiesta tanto en el continente africano como en Iberoamérica.
Esta realidad está haciendo emerger muchos más elementos de identidad compartida entre todos nosotros. En cualquier caso, bastaría con subrayar la dimensión iberoafricana en sí misma: es tan relevante que marca la diferencia entre Iberoamérica y el Mundo Ibérico en su plenitud. Iberoamérica, en términos de multilateralismo, es bicontinental —América y la Península Ibérica—, mientras que el Mundo Ibérico —el Espacio Panibérico o de la Iberofonía— es ya multicontinental y está presente en América, África, Europa, Asia y Oceanía.
Hemos incidido anteriormente en el significado de términos y conceptos: el paniberismo remite a la geopolítica, mientras que la iberofonía se asocia más a la filología. Sin embargo, a efectos prácticos y de promoción de esta propuesta, muchas veces utilizamos ambas palabras como sinónimas: paniberismo e iberofonía.
Esto me da pie para mencionar algo interesante respecto a la sensibilidad portuguesa, que nos lleva a hablar de los panismos. Hablamos del panafricanismo, del paneslavismo, del pangermanismo, del panamericanismo, etcétera. Existen dos tipos muy distintos de panismos: aquellos que promueven la asociación de elementos que comparten una misma categoría —por ejemplo, el panafricanismo, que asocia a todos los países africanos—, y otros que históricamente se han entendido como la proyección de un grupo fuera de su propio espacio, como el pangermanismo, asociado a la invasión de Polonia y a la expansión de lo germano más allá de sus fronteras físicas y culturales.
Vuelvo al paniberismo. Este fue concebido —así lo formulamos en 1995— como la propuesta de asociación de todos los países, en todos los continentes, que comparten las lenguas ibéricas, y nada más. Sin embargo, en ocasiones ha sido interpretado erróneamente como la proyección de España o de lo hispano fuera de sus fronteras, lo cual no es cierto y no tiene relación alguna con la propuesta original.
Por razones de sensibilidad y de pragmatismo político, utilizamos también la expresión “iberofonía”. De hecho, esta fue la causa de que, ya en los años noventa, ampliáramos formalmente la denominación de nuestra entidad añadiéndole el calificativo de “iberófona”.
Hace poco que has venido de China. ¿Cómo ves ahora mismo el paniberismo o la iberofonía en el mundo actual? ¿Qué se puede esperar de ella a corto plazo?
Respuesta:
China no es una potencia emergente; es una potencia mundial consolidada, de carácter económico, industrial y tecnológico, con avances sociales indudables. Esto es algo que se percibe con claridad estando allí. Desde esa posición, China puede observar al resto del mundo desde una cierta centralidad histórica —recordemos la noción del “Imperio del Medio”—.
Desde China se aprecia con claridad que los países y pueblos de lenguas española y portuguesa conformamos un conjunto cultural e intercontinental extraordinario, no solo iberoamericano, sino propiamente panibérico. Las autoridades y los ámbitos académicos chinos han identificado también esta afinidad entre todos los iberófonos. En este sentido, la propuesta estratégica de establecer una alianza —una alianza entre el Estado-civilización chino, una gran cultura milenaria, y el Mundo Ibérico— resulta plausible y muy positiva, no solo para los intereses de ambos bloques, sino para la Humanidad en su conjunto.
La globalización en curso está definida por parámetros marcadamente anglosajones, y el idioma inglés no es solo un instrumento de poder blando, sino también de poder duro, que proyecta hegemonía moldeando las mentes de los sectores culturalmente subordinados. China no puede combatir eficazmente el hegemonismo de una potencia concreta —los Estados Unidos de América— utilizando de forma sistemática el principal instrumento de comunicación de esa misma potencia, que es el inglés.
Por ello, una alianza lingüística con China a partir del Mundo Ibérico —en este caso, con el español como principal instrumento— resulta fundamental. Vengo de varios lugares de China donde, desde FUNIBER (Fundación Universitaria Iberoamericana), hemos organizado junto con otras instituciones el VII Foro Iberoamericano y de la Iberofonía, celebrado en Pekín. Esta propuesta podría suscitar un interés creciente en aquellas latitudes.
También hemos estado en Macao, antigua colonia portuguesa y hoy región administrativa especial china, donde se conserva la lengua portuguesa como idioma cooficial. Hace pocos meses, las autoridades de Macao han declarado que la ciudad no debe ser solo una puerta de China para los países de lengua portuguesa, sino también para los de lengua española. Incluso se ha creado ya una institución específica para impulsar esta conexión con todo el mundo iberohablante, lo cual nos produce una gran satisfacción.
Aquí, ¿el Gobierno español está colaborando o participando?
Respuesta:
No puedo hablar en nombre del Gobierno español. El Ejecutivo es quien dirige la política exterior del Reino de España, y recientemente se organizó la visita de Estado de los Reyes a China —la primera de los actuales monarcas al gran país asiático—. Entendemos que se han dado pasos muy relevantes en la cooperación general, económica y cultural, así como en la promoción del español, lo cual es muy importante.
No obstante, la propuesta que hemos formulado para una alianza estratégica —educativa, cultural y lingüística— entre China y el Mundo de la Iberofonía la realizamos desde el ámbito académico, concretamente desde la Fundación Universitaria Iberoamericana. FUNIBER es la primera plataforma universitaria mundial de ámbito panibérico, con presencia en todos los países de lenguas española y portuguesa, en todos los continentes.
Sin duda, este acercamiento entre España y China es muy positivo para que, en algún momento, se active esta gran posibilidad geopolítica que involucra no solo a España y a China, sino a unos 30 países de todos los continentes.
Bueno, Álvaro, pues ya estamos terminando. ¿Alguna cosa más que te gustaría añadir?
Respuesta:
Para terminar, quisiera felicitarte a ti, Adrián, y a todo el equipo por esta iniciativa: un canal de comunicación que se llame La Iberofonía, riguroso en los conceptos, amplio y transversal. Sé que estás vinculado y eres parte de Vanguardia Española, y quiero poner en valor la gran labor que realizáis en todo el Mundo Ibérico desde vuestra opción ideológica —más que legítima— para impulsar el hermanamiento entre nuestros países.
Aquí todos tenemos que arrimar el hombro y trabajar en esta dirección, no solo en beneficio de los pueblos iberohablantes, sino también por el bien de la comunidad internacional y de la Humanidad en su conjunto.
La Iberofonía: Periodismo, cultura y geopolítica desde la perspectiva iberófona
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