Investigadora de FUNIBER analiza el impacto de las emociones en el comportamiento agresivo de los conductores

Investigadora de FUNIBER analiza el impacto de las emociones en el comportamiento agresivo de los conductores

La Dra. Carmen Lilí Rodríguez, coordinadora académica internacional de la Fundación Universitaria Iberoamericana (FUNIBER), participa en un estudio que analiza el impacto de las emociones en el comportamiento agresivo de los conductores en carretera. 

Los accidentes de tráfico siguen siendo una de las principales causas de muerte en todo el mundo. En España, en 2019 se registraron 104.080 accidentes con víctimas, causando 1.755 fallecimientos. Estos números resaltan la importancia de los accidentes de tráfico como un grave problema social que requiere atención para entender mejor sus principales causas.

Se ha demostrado de manera consistente que el comportamiento humano, en particular los errores del conductor, desempeña un papel significativo en los accidentes de tráfico, superando la influencia de los factores del vehículo y la infraestructura. Entre los comportamientos incorrectos del conductor, se ha identificado que el comportamiento agresivo en la carretera es uno de los factores predictivos más relevantes de la conducción de riesgo y los eventos relacionados con los choques. 

El estudio explica la conducta agresiva en la carretera basándose en la teoría de la ira y la agresión propuesta por Spielberger. Según este enfoque, la ira es un estado emocional caracterizado por sentimientos de irritación que pueden variar en intensidad debido a situaciones provocadoras y que se mantiene durante un cierto período de tiempo. La ira se asocia a una clara expresión conductual de agresión y a una baja capacidad para hacer frente a la situación provocadora.

Existen cinco formas de expresar la ira al volante: verbal, insultos en voz alta; física, levantar el puño para manifestar ira; relacionada con el propio vehículo, acelerar para molestar a otro conductor; desplazada, expresar ira hacia alguien inocente; y adaptativa o constructiva, respirar profundamente para tranquilizarse. 

Por otro lado, el estrés relacionado con la conducción se ha destacado como un importante predictor de la ira al volante, incluso más relevante que otros factores como la conducción de riesgo. Sin embargo, también se ha observado que el estrés no solo ocurre durante la conducción, sino que también puede estar relacionado con el estrés laboral y otros factores que generan estrés en la vida. 

Tomando en cuenta la distancia temporal-espacial entre los factores de estrés y el suceso de agresión al volante, diversas variables pueden actuar como mediadores en esta relación. La más importante podría ser la desregulación emocional, que se refiere a la incapacidad para regular de manera efectiva las emociones, lo cual puede llevar a una manifestación inapropiada de agresión en situaciones de estrés. En este contexto, se ha estudiado la importancia de la desregulación emocional en la relación entre el estrés y la agresividad al volante. 

Los resultados de la investigación demostraron que tanto las emociones negativas como la desregulación de las emociones están vinculadas con una conducción insegura (agresiva y arriesgada), como también con el incremento de conductas de riesgo como el consumo de sustancias. La falta de acceso a estrategias de regulación emocional podría ser la causa de que los conductores adopten estilos de conducción imprudentes. Así mismo, los conductores con conductas agresivas tienen mayores dificultades para controlar sus emociones. 

En fin, el problema de los accidentes de tráfico es un desafío social crucial que requiere atención en todos los niveles. La conducta agresiva en carretera ha sido identificada como un factor importante en la ocurrencia de accidentes, y esta conducta puede estar relacionada con el estrés y la desregulación emocional. Estos hallazgos pueden ser útiles para desarrollar estrategias de prevención de accidentes más efectivas y mejorar la seguridad vial para todos los usuarios. 

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